sábado, 1 de agosto de 2015

La vida en la comunidad cristiana y la humanidad nueva


El presente articulo con un intento de sistematización de la teología comunitaria, con la perspectiva de que nos aporte alguna pauta a tener en cuenta en nuestras comunidades actuales.

-Carácter sacramental de la comunidad. “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos’ afirma Jesús en el evangelio de Mateo. Jesús garantiza su presencia en la comunidad, si ésta lo es ‘en nombre” suyo. La comunidad cristiana es así el signo sacramental de la continuidad de la presencia del Resucitado en cada generación.

- Acogida del Reino. Es esta una actitud individual y, a la vez, comunitaria. Para entrar en el Reino hay que tener el corazón de un niño, saberse en manos de Dios. Ello genera una confianza radical en Dios y una dependencia filial de Él, a la vez que excluye, de la relación comunitaria, considerarse más importante que otros, o bien evitar altanerías y autosuficiencias frente a los hermanos, particularmente los más sencillos.

- Unión fraterna. Es éste uno de los aspectos en que más insisten los autores del NT, quizá porque es uno de los más difíciles de alcanzar, ya que constituye una meta permanente de toda comunidad. La unión fraterna se expresa en la unanimidad, que no significa pensar todos igual, sino en “sentir’ con un solo corazón y una sola alma.

- Solidaridad. Este aspecto se halla en dependencia del anterior, pero va más allá. En la comunidad apostólica sus miembros comparten sus penas y sus alegrías, se sienten solidarios con las necesidades unos de otros, de manera que comparten lo que tienen, y se ayudan mutuamente a sobrellevar sus cargas personales y familiares.

-Hospitalidad. Es una exhortación que hemos visto repetida. Dado el carácter itinerante de numerosos misioneros del Evangelio en la edad apostólica, y la comunicación entre las comunidades mediante el envío de hermanos de unas a otras, la hospitalidad supone la acogida de esos misioneros y de esos hermanos en las casas cristianas, supone el escuchar sus enseñanzas y sus noticias, supone el proveer para la continuación de su viaje, o su regreso a casa.

-El respeto, la corrección fraterna y el perdón. Las relaciones fraternas en el interior de las comunidades apostólicas conocieron también la debilidad y el conflicto. Por ello, los autores neo-testamentarios, llenos de realismo y de sentido común, insisten en el respeto hacia los hermanos más débiles en su fe: evitando por una parte el desprecio y, por otra, el escándalo, es decir aquella conducta que pueda apartar al hermano la fe en Cristo o de su pertenencia a la comunidad.

- La fracción del pan y la oración. La fracción del pan es el gesto sacramental de la presencia de Cristo en la comunidad apostólica; una presencia que sostiene la vida de la comunidad e impulsa hacia la misión. La oración de la comunidad apostólica es a la vez alabanza e intercesión. Alabanza por la obra de Dios que se va realizando en la vida de la comunidad y en la de las personas que la rodean. Intercesión para obtener la perseverancia en la prueba y la libertad interior necesaria para testimoniar la Resurrección en un ambiente hostil o indiferente.

- Comunidad en conflicto. Las comunidades de todos los tiempos han conocido el conflicto intra e inter-comunitario. En autor de Hechos nos presenta el itinerario que siguió la comunidad apostólica para resolver el importante conflicto de la aceptación de los no judíos. Su proceder puede resultar iluminador también para nuestras comunidades.

- Respeto hacia los dirigentes. Este aspecto lo hemos encontrado en la carta a los Hebreos. El autor invita a los miembros de la comunidad a respetar a los dirigentes, a imitar su vida y su fe, y a facilitarles la tarea animadora evitando de
ponerles trabas. En las comunidades neo-testamentarias se da siempre el eje binario comunidad – apóstol (o evangelista).

-Perseverancia en la tribulación. Los escritos neo-testamentarios nos hablan directa o indirectamente de la vida de las comunidades que en este momento están sufriendo persecución por parte de las sinagogas judías o por parte de las autoridades romanas.

-Testimonio de la Resurrección. Los apóstoles y la comunidad apostólica dan testimonio de la Resurrección de Cristo mediante signos eficaces. Liberando a endemoniados, curando a enfermos, resucitando a difuntos, hablando con libertad frente al Sanedrín. La vida comunitaria es ad ¡otra lo que el testimonio es ad extra. Un reflejo de la presencia del Resucitado, del que la comunidad es sacramento.

-Significatividad de la comunidad. Las comunidades cristianas, aunque perseguidas por las autoridades judías o romanas, gozaban de aprecio entre las clases populares: ‘eran bien vistos por todos’, generaliza el autor de Hechos. Hoy lo decimos con una expresión más difícil: eran significativas, por su coherencia de vida con el Evangelio y por el testimonio que daban de él. 



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